Amamantar es amar

Por Ana L. Voarino, Doula, Preparadora Prenatal y Asesora en Lactancia

La mayoría de las veces que se habla de lactancia materna aparecen fantasmas y se escuchan frases trilladas como “no tengo suficiente leche”, “no se llena y pide antes de las tres horas”, “mi leche es aguada”, “mi mamá no pudo amamantarme porque no tenía leche, yo tampoco puedo”, “en tres meses empiezo a trabajar entonces no puedo seguir dándole el pecho”, “un refuercito con una mamadera y duerme toda la noche” y así podría continuar con una larga lista de falsas creencias que incorporamos en nuestra cabeza como un chip que repetimos una y otra vez.

A mi parecer, creo que el grado de desinformación de las mujeres devenidas madres es muy preocupante. Es cierto que el

aparato consumista mundial nos ha llevado a estas falsas percepciones a través de las megacampañas en contra de la lactancia materna y en pro de los sustitutos lácteos como leches maternizadas o también llamadas leche de fórmula o fórmula infantil, ya hace unas cuantas décadas. Las intenciones bien claras de las empresas lácteas fue generar un escenario favorable para la compra masiva de leche de vaca  modificada para las necesidades de los bebés, defenestrando y hasta negando la importancia de la leche materna en los primeros tiempos de vida; además de ocultar los riesgos que traería consumir una leche artificial en comparación con una leche natural. Fue tal el auge de éstas campañas que durante muchos años, década del ´70 y ´80 (a la par de la liberación y activismo feminista) el solo hecho de “pensar en dar la teta” era suficiente para ser tildada como  mujer conservadora, antigua, desactualizada y hasta dominada. ¡¡¡QUE GRAN ERROR HEMOS COMETIDO COMO SOCIEDAD!!!

Gracias a los movimientos “Pro lactancia materna” que existen a nivel mundial -que van desde la Organización Mundial de la Salud, Estados, Ongs, puericultoras, y asesoras en lactancia materna- hoy se pone en tela de juicio éstas prácticas erróneas que hemos adoptado y sus repercusiones; pretendiendo retomar el hecho de amamantar a los bebés de forma exclusiva por lo menos los seis primeros meses de vida. Es un mensaje que procura informar desde la objetividad, atravesando todos los continentes, las clases sociales, las razas y los idiomas. También, quienes lo abordan desde un lado más espiritual refuerzan el mensaje con la necesidad de volver a empoderarse de los ritmos naturales que poseen las mujeres, reconociendo y conectándose con sus cuerpos y fluidos.

También es cierto que nosotras como mujeres-mamás hemos confiado demasiado en la tecnología entregándonos a ella sin ningún tipo de reflexión, dejando así de escuchar nuestro interior, nuestro Instinto Materno. La terapeuta argentina Laura Gutman expresa lo siguiente en sus escritos […] “Somos mamíferos porque tenemos mamas. Y todas las mamíferas hembras estamos diseñadas para amamantar a nuestra cría. Por lo tanto, todas somos capaces de nutrir al recién nacido con la leche que surge del interior de nuestro cuerpo, naturalmente […]  La realidad es que la lactancia es fundamentalmente contacto, conexión, brazos, silencio, intimidad, amor, dulzura, reposo, permanencia, sueño, noche, soledad, fantasía, sensibilidad, olfato, cuerpo e intuición. […] Se trata de estar juntos. Y es algo tan “natural” que lo hemos olvidado. […]Confort para el recién nacido es todo lo que se parezca al útero dónde navegó durante nueve meses, es decir, contacto permanente, alimento permanente, movimiento, calor, ritmo cardíaco, sudor, olor, y el timbre dulce de la voz de su madre. Si esto sucede la leche fluye. No hay más secreto que el reposo, la disponibilidad corporal, la intimidad y la disposición para tener al bebé en brazos las 24 horas del día. […] Para dar de mamar hay que estar dispuesta a perder toda autonomía, libertad y tiempo para una misma. Es una decisión. Ambas situaciones, lactancia y libertad, no son compatibles.” […]

Con todo esto mi intención no es poner en el banquillo ni culpabilizar a quienes no hayan amamantado ya sea por elección consciente o por desinformación, pero si quisiera poder transmitir el mensaje que la lactancia materna es posible en la mayoría de los casos (un 90%) y que muchas veces dejamos de hacerlo o no intentamos por preconceptos errados, miedos, desinformación y falta de contención. Muchas veces, con solo un cambio de postura, mejor y mayor succión o algún tipo de consejo básico puede cambiar rotundamente la experiencia de la lactancia y lograr que sea exitosa.

Existe una enorme cantidad de evidencias científicas a favor de la lactancia materna como también las hay en contra de la suplementación con leche maternizada o de fórmula. “Todos los mamíferos necesitan mamar leche de su especie y el ser humano, además, necesita estar en contacto con su madre mientras realiza la acción de mamar. La lactancia materna nutre no sólo desde lo biológico sino también desde lo afectivo al promover el contacto entre el bebé y la madre, facilitando también el apego. Dar de mamar sirve como prevención de enfermedades no sólo para el niño sino también para la madre. Los niños alimentados con fórmulas infantiles tienen más riesgo de enfermar y morir en el primer año de vida que los amamantados. (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación”)

Aquí dejo los diez pasos para una lactancia materna exitosa:
1. Conocer los beneficios que ofrece la lactancia materna y la forma de ponerla en práctica.
2. Dar el pecho durante la hora siguiente al alumbramiento.
3. No dar a los recién nacidos más que la leche materna, sin ningún otro alimento o bebida, a no ser que estén médicamente indicados.
4. Fomentar la lactancia materna durante las 24 horas del día.
5. No dar a los niños alimentados al pecho tetinas ni chupetes artificiales.
6. Las mamas se deben lavar sólo con agua, sin jabón. Y deben evitar el uso de cremas y lociones.
7. Colocar en forma correcta al bebe en el pecho, con el pezón y aréola dentro de su boca para evitar el dolor y las grietas.
8. Consultar al médico periódicamente a fin de una revisación para descartar patologías y agregar a este examen una ecografía mamaria.
9. El tiempo y la frecuencia del amamantamiento dependen de cada bebé y se recomienda la libre demanda.
10. Fomentar el establecimiento de grupos de apoyo a la lactancia materna y procurar que las madres se pongan en contacto con ellos a su salida del hospital o clínica.

Para finalizar quiero dejar dos mensajes alentadores. Por un lado, esos mitos que mencioné al comienzo pueden desaparecer informándonos; como opción se puede trabajar junto con una asesora en lactancia que se solidarice con esa mamá que quiera amamantar promoviendo distintas técnicas de prendida, postura y lo que fuera necesario para estimular la producción de leche. Por otro, las mamás que dejaron de hacerlo, milagrosamente y con arduo compromiso y trabajo pueden volver a lactar a sus bebés; solo es cuestión de querer e involucrarse de lleno en el proceso.

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