Clarin.com publica una extensa entrevista al ex Intendente de Carlos Tejedor, actual Diputado Provincnial.
A continuación la nota completa:
-¿El Gobierno tiene margen para superar la crisis económica?
-La renuncia del ministro de Economía puso al Presidente en una encrucijada, atravesada por dos tensiones: una con su frente interno y otra con la sociedad, que percibió que esos movimientos en el poder nublaban aún más su propio horizonte económico. Lamentablemente el Presidente se concentró, con un éxito todavía dudoso, en descomprimir la tensión con el frente interno en lugar de ofrecerle certezas y tranquilidad a la sociedad. Esto acentúa la disociación y cuando eso ocurre se produce una fractura que pone a cualquier liderazgo ante el riesgo de quedar aislado de la ciudadanía.
-¿Cómo ve el escenario hacia adelante y qué rol debe tener la oposición?
-A partir de los cambios veo un Gobierno prácticamente conducido por la vicepresidenta. Me preocupa a un año y medio de las próximas elecciones y en este contexto de crisis cómo un país puede soportar la vacancia en los hechos de la figura presidencial. La oposición está actuando con mucha prudencia, una actitud muy diferente de la que tuvo el Frente para la Victoria en los momentos críticos cuando nosotros gobernábamos.
-¿Encuentra similitudes con las etapas de crisis de Cambiemos, aquel fin de semana de septiembre de 2018 en el que se definieron cambios de Gabinete?
-Para nada. El gobierno de Macri tenía una conducción, las decisiones se tomaron con los responsables más importantes de nuestro espacio, con ministros, gobernadores… El fin de semana pasado se observó claramente la debilidad de Alberto Fernández, rodeado de su círculo más inmediato.
-Venía sosteniendo que es necesario superar la grieta, ¿con este escenario lo considera posible?
-El contexto del país es muy preocupante. Estamos en un barco a la deriva, con un Presidente que tiene una sobredosis de imprudencia, con la vicepresidenta pidiendo una reacción de este presidente ausente. Todo encima de una inflación descontrolada, de un desabastecimiento energético, de una pobreza que crece, de menos chicos educándose, de un mundo que sale de la pandemia y entra en guerra. En ese contexto ver este espectáculo del gobierno es muy preocupante.
-¿Ese escenario potencia la polarización?
-Potencia la polarización de los que apelan justamente a ese ejercicio de radicalizar posiciones por la impotencia de no lograr soluciones. La polarización es improductiva y tóxica, no nos va a sacar adelante. Nos va a sacar el acuerdo, la negociación, el diálogo. Va a haber polarización en los próximos meses, pero va a ser lamentable para el país. La Coalición Cívica sacó una muy buena carta en ese sentido: ser responsables, no estar repartiendo culpas y reivindicando inocencias. No es momento para eso.
-En 2020 dijo que más que una disputa habría una transición natural del liderazgo de Macri al de Rodríguez Larreta. ¿Ahora cómo lo ve?
-En este país cambia todo y todo el tiempo, pero dentro del PRO esa transición existe. Han aparecido otros actores, como Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, hoy identificada directamente con Mauricio Macri. Hoy el PRO tiene cuatro liderazgos, con Mauricio Macri a mi criterio con la centralidad. Los otros tres liderazgos que comienzan a parirse pueden apostar a ser los herederos de Mauricio Macri o a ser algo superador. Horacio es el que más apuesta a esa superación, pero a veces ese objetivo puede llevarlo a sufrir un desgaste justamente por la polarización.
-¿Cree que Macri será candidato?
-Creo que los que moderan, si no logran forman un volumen político propio, van a estar frente a una gran debilidad. Sería absurdo pensar que Mauricio Macri no tiene intenciones de ser candidato a presidente el año que viene. Si escribís un libro que se llama Primer tiempo y no Tercer tiempo, es que tenés intenciones de jugar un segundo tiempo. Si lo vi visitando a Margarita Barrientos, recorriendo Lanús y La Plata, tengo que pensar que hoy tiene intenciones de ser presidente nuevamente.
-Hace unos meses estuvo cerca de incorporarse al equipo de Rodríguez Larreta, con la idea de trabajar por ese volumen político para su proyecto presidencial. ¿Qué pasó?
-Yo sigo pensando lo mismo, siempre lo pensé. En 2015 le propuse eso al entonces presidente, en 2019 lo proponía como un esquema electoral y hoy nuevamente insisto. Creo que debemos armar un espacio más amplio, incorporar parte del peronismo que no es kirchnerista. Ahora el radicalismo tiene mucho más potencial. La aparición de Facundo Manes cambió el escenario político. La UCR tiene a Martín Lousteau en la Capital, a Rodrigo de Loredo en Córdoba, a Carolina Losada en Santa Fe, más los gobernadores. Ese partido hoy tiene muchas posibilidades de ser la columna vertebral de ese scrum político que vengo predicando desde hace mucho tiempo.
-Dirigentes de su espacio como Sebastián García De Luca, Marcelo Daletto y Nicolás Massot se sumaron al equipo de Patricia Bullrich. ¿Es su candidata a presidenta?
-No. Esos tres actores son mucho más jóvenes que yo, tienen objetivos políticos territoriales y mi posición de articulador es como una pausa innecesaria para sus carreras políticas. Por lo tanto lo que hice es darles libertad para que ese ejercicio contenido lo manifiesten en este caso a través de Patricia. Ellos están trabajando en ese espacio, yo sigo con el otro rol. Hablo con todos, con Horacio, con Gerado Morales, con Lousteau, con Patricia, con todos. Prefiero el rol de articulador que trabajar como operador de uno de los actores.
-¿Cómo explica que promueva la moderación y salir de la grieta, pero esos dirigentes que lidera trabajen para Bullrich, exponente del ala dura del PRO?
-Ella sí, pero no estos actores. Estos actores trabajan siempre en el sentido de la moderación. Yo tengo confianza en que Patricia termine hacia el centro, en que todos van a terminar hacia el centro si queremos realmente transformar el país y por supuesto que ellos tres no van a perder la identidad y van a pujar en ese sentido.
-Decía que como articulador habla con todos. ¿Con Macri sigue sin hablar desde noviembre de 2019, de aquella discusión en la Casa Rosada?
-Sí, pero no tengo inconvenientes en sentarme a conversar. Todo lo contrario. Es el actor principal de la oposición, por haber sido presidente y por lo que implica en la expectativa electoral. En la conversación voy a repetir casi lo mismo de siempre, que es la amplitud lo que nos va a llevar a ganar y a transformar el país.
-En caso de que Macri sea candidato, ¿volvería a ser su armador político?
-No, no. Hay que dar vuelta la página. Nuestra generación política, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo, Lousteau, Larreta, Vidal, Frigerio, Stolbizer, me parece que es hora de que gobierne el país. Porque también va a dar vuelta la página de la polarización. Nos guste o no, la realidad tiene estigmatizados a Cristina y a Mauricio Macri con la polarización, y es muy difícil salir de esos lugares. Creo que este scrum político puede ser una salida superadora. Si no tenemos la capacidad de reunir volumen político, no nos podemos quejar si el día de mañana Mauricio toma la decisión y es el próximo candidato de este espacio. La responsabilidad es nuestra.
-El scrum tiene que ver con la reunión hace unos meses con Morales, Schiaretti, Randazzo, Frigerio, Javkin… ¿cree que puede derivar en un armado electoral?
-En mi caso, y por ahí suena utópico, apuesto a eso.
-¿Con la idea de reformular Juntos por el Cambio, armar otra coalición?
-Sí, tomo la frase de (Joseph) Schumpeter: destrucción creativa. Tiene que haber algo de eso. Este espacio está parido desde una centralidad porteña, desde una concentración de las decisiones desde ese lugar, y ahora es un espacio mucho más federal. También mucho más horizontal, antes era vertical. Ahora son 10, 15 dirigentes políticos que están en un mismo nivel. Todo eso se debe reflejar, y queremos agregar nuevos actores como Schiaretti, Randazzo, Graciela Camaño. Todo eso implica una reformulación del Cambiemos que tuvimos hasta 2019.
-¿Ese propósito implica un riesgo de ruptura?
-Es el riesgo que debemos correr. El condicionante de la unidad, que reclama la sociedad, va a hacer muy difícil que ciertos actores tengan la audacia de correrse. Y si se corren, creo que no tienen futuro electoral. Por ser la figura de Mauricio Macri excluyente, el espacio anterior tenía más leales que legítimos. Ahora es un espacio distinto, porque casi todos los actores están legitimados de manera propia. El scrum no hay que pensarlo exclusivamente como electoral. Yo me imagino un gabinete con Cornejo, Morales, Manes, Lousteau, Larreta, Bullrich, Vidal, Stolbizer, Randazzo, Schiaretti, los quiero a todos en el mismo equipo. Sé que es difícil, pero si no hacemos eso al país no le va a ir bien.
-¿Hasta qué punto influyó la irrupción de Javier Milei para que se extremaran las posiciones en un sector de Juntos por el Cambio?
-En España, Vox fue un fenómeno y lo sigue siendo, pero con (Alberto Núñez) Feijó el Partido Popular volvió al centro. Estas corrientes tan extremas terminan siendo efímeras, pero tienen un riesgo. Vemos en nuestra región que a veces eso efímero termina gobernando. No son actores para encontrar una solución, sino que agitan aún más el fastidio.
-Usted se inició en la UCEDE y reivindica a Menem como Milei. ¿Se considera un liberal?
-No, soy producto de una historia. Mi comienzo en la política fue cuando el muro de Berlín todavía estaba vigente y había una disputa grande entre Occidente y la Unión Soviética, sobre dos sistemas. No había margen al medio y de joven uno tiende hacia los fanatismos. Después el peronismo me abrió muchísimo en la amplitud y la mirada hacia los que menos tienen. Hoy soy una persona preocupada por las desigualdades, la concentración económica, el cambio climático… Me siento muy lejos de la posición de Milei, que en gran parte es inmadura.
-Cuando a Macri le preguntaron si hacía autocrítica, dijo que falló al delegar las negociaciones políticas en el filoperonismo, por Frigerio y usted. ¿Cómo lo tomó?
-Con risas, como lo tomo ahora. Después de un gobierno todos tenemos tensiones y bronca. Seguramente hoy no lo diría, porque es alguna negación que tiene de uno mismo pero que la necesita para estar sólido. Con el tiempo lo lógico es que uno empiece a hacer autocrítica. Me imagino que este traslado, que casi es absurdo, porque él era el presidente, no lo debe estar haciendo en este momento. Yo asumo que fui el primer responsable de las cosas buenas y malas que pasaron en el Congreso. A él le tocaba la responsabilidad de ser presidente: la economía, la política, la salud, la Justicia…
-¿A Macri le falta autocrítica?
-Tiene que ver con la personalidad. Muchas veces esa falta de autocrítica, que también la tiene Cristina, es lo que los mantiene firmes y con convicción.
-¿Usted qué autocrítica hace de su rol en el Congreso y en el gobierno de Cambiemos?
-La autocrítica que me hago personal es haberme enojado demasiado.
-¿Con quién?
-Con el Poder Ejecutivo, con lo que no estaba de acuerdo. Podría haber actuado con más templanza, para poder cambiar ciertas cosas. Cuando estás adentro, con la tensión, es muy difícil hacer esta descripción del diario del lunes.
-¿Qué cuestiones hubiese cambiado de ese gobierno?
-Haber seguido con mucho temple insistiendo en la amplitud. También la discusión que se está dando ahora sobre las reformas: para mí había que ir a fondo desde el primer día. Otro sector dijo gradualismo. Es contrafáctico si hubiera sido mejor o peor, pero esas cosas me distanciaron inmediatamente.
-¿Había margen social para ir más rápido? ¿Y lo habrá en 2023 si vuelve a ser gobierno Juntos por el Cambio?
-Juntos por el Cambio no lo sé, pero este esquema político que describimos anteriormente sí. La espalda política que te dan esos actores es la que va a generar más crédito en la sociedad para las reformas estructurales que hay que hacer. Hay una cierta amnesia selectiva. En 2015 teníamos a todos los gobernadores con nosotros. El peronismo quería cambiar. Veía la oportunidad de dar una vuelta de página al kirchnerismo. Eso lo tendríamos que haber aprovechado.
-Dijo que ninguno de los últimos gobiernos tuvo una visión de país. ¿Ahora la tiene Juntos por el Cambio?
-Le doy otra vuelta más. La visión del país y de lo que hay que hacer la tienen todos. El problema es cómo lo vamos a hacer. Ahí voy al pacto político. Hay un déficit de razón, por eso se apela tanto a la emoción, pero todos sabemos lo que hay que hacer. ¿Cuál es la razón por la que no lo hacemos?
-¿Juntos por el Cambio va a acordar un programa más allá de los grandes títulos, que incluya el cómo?
-Le tenemos que poner otro nombre, más amplio. Si ponemos Juntos por el Cambio, vamos a ser sesgados. Tiene que haber programa, porque va a ser el factor aglutinante. Es primero el programa, y después los actores políticos. El cómo es con todos, con un gran acuerdo.
-Con ese esquema del scrum y múltiples liderazgos, ¿Juntos por el Cambio o como se llame puede tener dificultades de funcionamiento como ahora el Frente de Todos?
-Estamos lejos de lo que hoy vemos en el Frente de Todos. Yo quiero que haya un liderazgo fuerte, como el que tenía Macri. El próximo que quiera ser presidente tiene que ser sin terminal afuera. Tiene que ser un presidente bien legitimado, que tenga toda la autoridad. No podemos tener en la Argentina otro Alberto Fernández, el que venga tiene que tener total autonomía. Un perfil parecido a Alberto Fernández sería una catástrofe para el país.
-En un momento chateaba con Alberto Fernández. ¿Esperaba más de su gobierno?
-Hablaba antes de que asumiera como presidente y hubo algunos chats en marzo y abril de 2020, producto de la incertidumbre de ese momento. Ahí veía muy bien la foto de Horacio, Kicillof y Alberto Fernández. Todo lo que hace me escapa al análisis político. Creo que hay una cuestión de una turbación desde lo emocional. Hay una dispersión, una disociación, que me invita a pensar que está abrumado por la situación desde el primer día y que no ha podido salir de ese lugar. No es una mala persona, pero está nublado para gobernar.
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