Para el imperio Inca el cóndor era inmortal, no moría. Según el mito, el ave en algún momento de su vida decide posarse en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y hace su último vuelo. Y luego, desaparece volviéndose inmortal. Para los Incas el cóndor era un animal sagrado que no moría, se convertía en inmortal.
Parece un calco de la sorpresa que se llevaron varios lectores de el periódico El Cóndor el 29 de septiembre (2018) cuando se anunciaba que era la última edición. Era el último vuelo del que “vuela más alto es la información tejedorense”. Pero no era el fin, era el comienzo de la inmortalidad, como con los cóndores andinos nacía el mito.
Las mañanas de los sábados cambiaron: El Cóndor ya no llega como lo
hizo durante más de 40 años, pero de una generación a otra se sabrá de dos seres excepcionales dieron lo mejor durante 4 décadas para contar lo que pasaba en el distrito de Carlos Tejedor.
“Pasan los años, pasan los gobiernos, los radicales, los peronistas, pasan veranos, pasan inviernos. Quedan los artistas”, decía una canción con la que Enrique Pinti cerraba su espectáculo Salsa Criola. Podemos cambiar y decir: “Pasan los años, pasan los gobiernos, los radicales, los peronistas, pasan veranos, pasan inviernos. Queda El Cóndor”.
Y hay que decirlo desde gobernantes que hacían lo posible para que el diario no llegue a las casas, hasta una política que lo llamó “pasquín”.
Desde TEJEDOR NOTICIAS se ha repetido muchas veces la frase de Eduardo Galeano “Si la contradicción es el pulmón de la historia, la paradoja ha de ser, se me ocurre, la forma que la historia usa para tomarnos el pelo”.
Y pucha paradoja… en el 2018 se cumplieron 40 años de El Cóndor y pasó casi desapercibido, y hoy que se sabe que ya no seguirá saliendo nos damos cuenta de la ausencia…
Ya se extrañan las sueltitas, ya se extrañan las fotos en el recuerdo, ya se extraña “sociales”, ya se extrañan las fotos comparando frutas y verduras de huertas tejedorenses con objetos cotidianos, ya se extraña la última hoja deportiva, ya se extraña las fotos saludando por cumpleaños…
Hace ya un tiempito que se extrañaba “Don Miguel” comentando la semana. También se extrañará a fin de año la sección “personas que ya no están pero se extrañan”.
Porque aunque a través de una fórmula Facebook nos recuerde los cumpleaños, no va a reemplazar a la sección “sociales”, allí están todos los nacimientos, fallecimientos, casamientos y cumpleaños de todo Tejedor…
Y aunque la computadora quiera nunca va a tener la sensibilidad de quienes somos de Tejedor, y muchos menos la de El Cóndor al momento de escribir esa sección.
Pero si hay algo que se extraña, es porque hay algo que fue bueno y no se puede borrar. Y vaya si fue algo maravillosamente bueno El Cóndor. Por eso ( y por mucho más) quizá alguna calle de Tejedor merezca llamarse El Cóndor
Para el imperio Inca el cóndor era el que traía las buenas y las malas noticias, y a su vez simbolizaba la fuerza y la inteligencia. Pero esas, además de ser características del cóndor, son características de dos seres humanos únicos: Santiago y José.
Santiago Monte y José Molina, no solo tienen la inteligencia y sabiduría que los incas les adjudicaron a el cóndor, sino que como dice la sabiduría popular están hechos de buena madera.
Como cantaba la canción de Heladia Blazquez “Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir: honrar la vida”
Gracias Santiago y José porque El Cóndor no solo transcurrió, nos honraron con El Condor, que como siempre seguirá volando alto en la información tejedorense.
GRACIAS COLEGAS Y AMIGOS, Y NO PRECISAMENTE EN ESE ORDEN
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