El sitio de noticias NOVA publica un artículo en el que informan de una supuesta interna en el PRO entre Emilio Monzó y María Eugenia Vidal, Vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el financiamiento de la campaña en la ciudad de Buenos Aires.
A continuación el informe completo:
El faltazo de María Eugenia Vidal al último acto del Pro en La Plata dejó en evidencia la feroz interna que sufre el macrismo en territorio bonaerense. Como en los tiempos de vacas gordas, la puja se reduce a una cuestión de caja. La vicejefa porteña, que quiere ser candidata a gobernadora en 2015, ansía desplazar de la órbita de la toma de decisiones al jefe de campaña amarillo, Emilio Monzó, que le retacea losrecursos.
“Lo tiene entre ceja y ceja”, reveló a NOVA una fuente local del partido de Mauricio Macri. Es que, en los hechos, y pese a los fracasos acumulados, Monzó sigue manejando los fondos de las actividades proselitistas del Pro. El ministro de Gobierno desembarcó en la administración porteña para tender lazos en la Provincia y el interior del país, pero apenas pudo presentarle al alcalde capitalino un puñado de victorias. Victorias pírricas.
Eso es lo que no puede entender Vidal. La vicejefa, que mantiene altos niveles de popularidad y un respeto de todo el arco político, inclusive del kirchnerismo, no le encuentra explicación a la determinación de Macri de conservar a Monzó, lo que atenta directamente contra sus propios intereses y, por carácter transitivo, contra los de su proyecto presidencial: sin una buena performance en territorio bonaerense, el sillón de Rivadavia no será más que un sueño.
El incidente en La Plata aceleró ese malestar. Vidal iba a ser la principal figura de un evento del Pro para la juventud, acompañada por el ex diputado Julio Garro. Sin embargo, a último momento se enteró que Monzó le había bajado las acciones al ex candidato a intendente para reemplazarlo por Gabriel Rouillet, mano derecha deFederico Sturzenegger y precandidato por la línea opositora a Garro. Sin el ex legislador, Vidal decidió ausentarse.
Hoy muchos en el Pro reconocen que lo de la vicejefa porteña fue un “papelón”. “Quiere ser candidata a gobernadora y ni siquiera vino a la capital bonaerense”, se quejan. Pero identifican a los responsables. Como sea, Vidal se plantó ante la decisión de Monzó de digitar la campaña amarilla.
El dúo dinámico
Como ya reveló este portal, no son pocos en el equipo macrista los que ven a Emilio Monzó como el responsable de la incapacidad del Pro para cruzar la General Paz. De hecho, el año pasado el macrismo ni siquiera pudo contar con lista propia en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país. ¿Así se prepara Macri para ser presidente? Esa es la pregunta que se hacen en el búnker porteño, entre el asombro y la indignación.
El fugaz acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa no fue garantía de nada. De hecho, se disolvió al día siguiente de la elección. Gladys González,Christian Gribaudo y Soledad Martínez, los tres candidatos del Pro en la lista del massismo, volvieron al redil amarillo ni bien pasó el turno electoral, como si ese despliegue hubiera sido todo lo que el macrismo podía dar en territorio bonaerense. Como si fuera poco, deben su incursión en la nómina a las gestiones a último momento de Jorge Macri y Gustavo Posse.
En el interior del país la situación no fue distinta. La estrella macrista que en 2011 casi se queda con la gobernación de Santa Fe, Miguel del Sel, terminó desdibujado en las elecciones pasadas por la interna que debió enfrentar, producto de que Monzó “dejó jugar a todos”. Hoy las encuestas ubican al ex Midachi lejos del sillón de Antonio Bonfatti.
Sin amedrentarse, Monzó se ufana de que logró ubicar a los diputados nacionalesHéctor Baldassi (Córdoba) y Carlos Mac Allister (La Pampa). Ninguno proviene de la política partidaria y ya quedó demostrado con sus vacilaciones. Lo mismo para el senador Alfredo De Angeli, que alcanzó una banca por Entre Ríos a través de un acuerdo que puede disolverse en cualquier momento.
En el Pro apuntan a Monzó por apelar a la misma estrategia del menemismo de convocar a celebridades y “olvidarse” de las bases. “Hay gente que viene trabajando hace mucho tiempo, pero fueron olvidados”, le cuestionan, además de responsabilizarlo de “no preocuparse por los armados locales”. Lo mismo, dicen, para La Plata, donde su equipo abriga la brillante idea de postular como intendente aJuan Sebastián Verón. Bien Pro.
¿Quiénes son los responsables de esa inconsistencia política del macrismo fuera de la ciudad autónoma? Monzó y su ladero Marcelo Daletto, un saltimbanqui profesional que, como su jefe, proviene del peronismo. Trasplantados en el Pro, ambos son acusados de “venderle humo” a Macri.
En La Plata, a muchos de los aspirantes del Pro que quieren hacer campaña “los mandan a hablar con Daletto”, según confió uno de ellos a este portal. Pero Daletto no es más que un “acomodaticio” que atienden sus propios intereses. Esa cerrazón colmó la paciencia de Vidal, que está dispuesta a “cobrársela” a Monzó, según graficó a NOVA, sin eufemismos, un dirigente amarillo local.
Este año, Vidal pidió la caja que hasta hace poco manejó Monzó y no obtuvo respuesta. Es más, durante el año pasado el ministro de Gobierno otorgó fondos de manera arbitraria, lo que quizás haya precipitado la debacle del partido. Por eso la vicejefa no entiende cómo Macri sigue sosteniéndolo. “Lo tiene entre cejas”, insisten.
Pero la compañera de fórmula de Macri sigue firme y continúa manteniendo reuniones con dirigentes de toda la Provincia, como el reciente encuentro que encabezó en 25 de Mayo, en el interior bonaerense.
Infiltrados
No es la única razón por la que resisten a Monzó y su ladero Daletto, que a esta altura debe considerar al ministro de Gobierno como su “padre adoptivo”, único garante de su supervivencia política luego de quedar marginado del peronismo platense.
Puertas adentro el dúo dinámico es resistido porque contradicen las bases del partido. Macri se plantea como un emergente de la nueva política, que trasciende las estructuras tradicionales del PJ y la UCR. Pero su ministro de Gobierno, responsable de establecer las alianzas electorales, proviene de esas mismas estructuras, las del justicialismo.
Ex intendente de Carlos Tejedor, Monzó fue también ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli hasta que Néstor Kirchner pidió su renuncia por su perfil dialoguista. En los hechos, siempre fue un hombre de Florencio Randazzo, que pisa fuerte en la Cuarta Sección. Es más, el actual funcionario macrista no oculta su filiación política con el ministro K, con quien todavía sigue juntándose a tomar un café. Cuestión de amigos. Y así están las cosas en el Pro.
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