“El operador de origen peronista volvió a la mesa que negocia alianzas para la batalla bonaerense”, publica la web del diario sobre el ex Intendente de Tejedor
A continuación la nota completa:
El 18 de mayo, Mauricio Macri y la mesa chica del PRO decidieron correr de las negociaciones en la provincia de Buenos Aires a Emilio Monzó, hasta entonces una pieza clave para cerrar acuerdos con la UCR y con Elisa Carrió en todo el país. El jefe de Gobierno buscaba enviar un mensaje claro: no habría lugar en su espacio paraFrancisco de Narváez ni para Sergio Massa, una posibilidad que el propio Monzó alimentaba. El cambio de rumbo en la estrategia que pretendía fortalecer la identidad propia –un consejo del ala que conduce el consultor de Macri, Jaime Durán Barba– duró poco y el actual ministro de Gobierno de la Ciudad retomó sus funciones en el distrito electoral más grande del país, el que más preocupa al PRO.
Monzó no está solo. Deberá consensuar el armado con la candidata María Eugenia Vidal y con Jorge Macri, ungido como jefe de campaña bonaerense. Y tampoco tiene vía libre para acercar a cualquier dirigente. El binomio que conforman el poderoso secretario Marcos Peña y el asesor ecuatoriano tiene más que un poder de veto.
Sin embargo, el regreso del armador es todo un gesto: un puente que vuelve a tenderse hacia parte del massismo. Medió la preocupación de algunas piezas clave del PRO como el del empresario y amigo íntimo de Macri, Nicolás Caputo, acaso el aliado más importante que tiene Monzó. También pesó la postura de los socios de Macri. Elisa Carrió que apoyó al ministro y criticó a Durán Barba en TN y dirigentes de la UCR reclamaron un lugar para Massa. Todos ellos habían notado cómo la fuga de intendentes del Frente Renovador se inclinó hacia el oficialismo. “Necesitamos a todos los soldados”, explicó un hombre que no es del riñón del ministro de Gobierno.
El lunes, Monzó, Vidal y el intendente de Vicente López se encontraron en la oficina de la vicejefa. “Hubo buena predisposición”, coincidieron sin pasarse facturas.
Ayer al mediodía en el Four Seasons los tres volvieron a verse las caras en una nueva reunión en la que también participó la plana mayor del PRO. Estuvieron Macri, Peña, Durán Barba y el titular del partido Humberto Schiavoni. Era la primera vez que Monzó volvía a encontrarse con quienes impulsaron su desplazamiento. El clima fue amable y el principal objetivo fue definir las líneas estratégicas para “consolidar el crecimiento” de Vidal en la Provincia. Fundamentalmente intercambiaron opiniones sobre cómo sumar a referentes del massismo sin desperfilar al candidato presidencial.
Los puentes con el FR son los mismos: Mario Meoni y Joaquín de la Torre. Desde el massismo sugerían que Malena Galmarini y una empresaria ligada a Caputo forman parte de las conversaciones.
En el PRO las opiniones están divididas. Los más reacios a un acuerdo prefieren recostarse sobre la propia identidad y echan por tierra cualquier acercamiento al ex intendente. “Como mucho podría darse una fórmula inversa a la de 2013. Que se baje y nos apoye, pero es difícil”, relativizan. Los más dialoguistas saben que las divisiones no ayudan a generar confianza para negociar incorporaciones, aunque bajan decibeles: “estamos todos juntos”, afirman. Todos coinciden en que una declinación de Massa facilitará cualquier alianza.
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