Monzó: “No estoy jugando con nadie, pero hablo con todos”

Emilio Monzó: La frase aparece al inicio de artículo de Infobae: “Cuando le preguntan por un 2023 que no ve tan lejano, Emilio Monzó responde entre la certeza y la ambigüedad: “No estoy jugando con nadie, pero hablo con todos”.”

El título del artículo es: “Emilio Monzó se aleja de Rodríguez Larreta en la carrera por 2023 y tiende puentes con otros presidenciables”.

“Las negociaciones con el jefe de Gobierno nunca se retomaron y difícilmente lleguen a buen puerto. El armador está dispuesto a jugar con un candidato, pero aún no definió con

cuál. Mientras, seguirá como articulador de Juntos por el Cambio. Las conversaciones con Patricia Bullrich”, se lee en el copete.

A continuación el artículo completo:

Cuando le preguntan por un 2023 que no ve tan lejano, Emilio Monzó responde entre la certeza y la ambigüedad: “No estoy jugando con nadie, pero hablo con todos”. Por ahora cómodo en un rol que lo tiene como articulador de un Juntos por el Cambio repleto de figuras con ambiciones, el ex presidente de la Cámara de Diputados es consciente de que no faltan muchos meses para entrar en etapa de definiciones sobre su futuro político. Aunque aún le queda margen, hay un pálpito que está cerca de convertirse en realidad: la construcción para llegar a la Casa Rosada no será cerca de Horacio Rodríguez Larreta.

Fue en enero cuando trascendió que el jefe de Gobierno porteño y el ex armador de Mauricio Macri habían comenzado conversaciones para trabajar juntos. Luego de esa reunión, que ambas partes calificaron como positiva, habían quedado en reunirse en febrero para sellar la alianza. Pero el cónclave nunca llegó. Ni hablaron por teléfono. El mayor acercamiento fue un almuerzo que Monzó compartió con Diego Santilli y Rogelio Frigerio el martes de esta semana en El Mirasol. Pero no hubo avances.

La traba es el para qué. Ni Monzó ni Larreta ven claro lo que pueda aportar el ex intendente de Carlos Tejedor a la estructura del alcalde porteño. No por capacidad sino por estilos. Larreta tiene una mesa política consolidada y le cuesta delegar. Monzó llegaría para cambiar el rumbo y ajustarlo a lo que él cree que hay que hacer para ir por el premio mayor. Por ejemplo, el ahora diputado no entiende cómo Santilli está concentrado en el armado nacional y no como jefe en la provincia de Buenos Aires, en la que le ganó al peronismo tan solo tres meses atrás. Situaciones como esta sobran, como también le sobra a Monzó la seguridad de que no lo podría cambiar desde adentro.

Sin embargo, no hay rencores. El ex ministro de Scioli entiende que son conducciones diferentes y que no podría forzarlo a Larreta a ir en contra de su esencia. Así es como, suele repetir, nunca tuvo ni expectativas ni ilusiones reales de sumarse al armado del alcalde. No cree que pueda ni deba cambiar su manera de trabajar.

Santilli también es víctima del sistema larretista. Si bien ordenó casi todo el armado del futuro candidato a presidente, está convencido de que estar lejos del territorio bonaerense lo relega en la competencia por ser gobernador. Ahora deberá enfocarse en eso. Pero, para suplir su lugar en la tarea nacional, le gustaría pasarle el testimonio a Monzó, que a su vez lo podría ayudar en la madre de todas las batallas. Porque Nación y Buenos Aires van de la mano cuando se habla de elecciones.

Justamente es en Buenos Aires a donde Monzó ve que el PRO está perdiendo terreno en comparación con la UCR, que se está haciendo fuerte en el interior. El ex titular de la Cámara baja se reunió con Maximiliano Abad, presidente del radicalismo bonaerense, y notó mucha motivación y entusiasmo por lo que viene. En espejo, considera que la conducción amarilla está vacante, aunque formalmente el titular del partido es Jorge Macri, funcionario de Larreta en la ciudad de Buenos Aires.

“Desde que se fue Vidal que no hay liderazgo”, fue su conclusión.

Con todo este contexto y cada vez más lejos de Larreta, las habilidades de Monzó como armador comenzaron a cotizar dentro de Juntos por el Cambio. Ganado el lugar de reivindicador de la rosca y el diálogo, recibió ofertas de Patricia Bullrich y del radicalismo (el más consistente fue Gerardo Morales), con quien forjó muy buen vínculo a raíz de la candidatura en la lista de Facundo Manes en 2021.

Monzó divide a los dirigentes políticos entre conquistadores y herederos. Bajo esa clasificación terminará de decidir con quién trabajará para llegar a Balcarce 50. Él se siente más cómodo jugando con conquistadores. En este grupo ubica a Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Martín Lousteau, Facundo Manes, Gerardo Morales y Alfredo Cornejo, entre otros. No aparece Larreta en la lista. Para Monzó es un heredero. Es un rótulo, más allá de coincidir o no ideológicamente. Pero un rótulo que para el armador es determinante.

Así como se aleja del jefe de Gobierno, Monzó se está acercando a Patricia Bullrich. Se reunió con la ex ministra de Seguridad, que le pidió trabajar juntos. De igual a igual, sin jerarquías. Ser socios. El diputado se fue motivado. Su equipo más: le dijeron de firmar ese mismo día. Pero el bonaerense va a esperar. Aunque ve un buen proyecto, considera que tiene unos meses de margen para decidir. Tampoco le escapa al impacto que tendría una jugada de ese estilo. Sería patear el tablero.

A Monzó lo convenció la ambición y la convicción que le mostró Bullrich. Más allá del resultado que pudieran conseguir, se fue con la sensación de que habría un buen trabajo para hacer. La notó más táctica que Macri, en una comparación inevitable con el 2014. Pero también, cuando repasó el cónclave con su equipo, marcó las contras: “Agarra todas las curvas a 150?. El lado positivo, aclara, es que ella es consciente.

En el horizonte aparece una reunión con Mauricio Macri, que se aceleraría en caso de empezar a trabajar con Bullrich. El ex presidente no habla con su ex articulador desde noviembre de 2019, un mes antes de que Monzó dejara la presidencia de Diputados. Pero ambos saben que la conversación se dará. “Cuestión de timing”, describen. A pesar de las diferencias, Macri no reniega de las condiciones del ex intendente para un momento como este. Y Monzó tiene más que claro que no puede dejar afuera a un actor tan trascendente para la oposición.

El momento de definiciones vendrá más adelante. Si de algo está convencido Monzó es de que será protagonista en la próxima campaña. Solo le falta elegir candidato. Por ahora, seguirá tratando de descomprimir el internismo en Juntos por el Cambio. Siempre que le preguntan por el estado de la coalición, responde con una comparación futbolística: “Somos el PSG. Tenemos estrellas pero nos falta vestuario. Voy a trabajar para ordenarlo”.

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