Las doulas: guardianas de la maternidad

Por Ana L. Voarino,  Doula, preparadora prenatal, asesora en lactancia

La Maternidad… tan simple y tan compleja como la Naturaleza misma, porque es parte de ella y de sus ciclos… Estaríamos un  largo rato tratando de encontrar palabras que la definan, serían tantas como madres existen  y todas serían válidas…

No cabe duda que es el acontecimiento quizás más importante y trascendental que atraviesa la mujer que decidió convertirse en madre y nutridora de otro ser. Y en este sendero hay tramos claros y oscuros que debemos afrontar  para

sanar nuestro espíritu y el de nuestros hijos y así alivianar la carga que llevamos – consciente e inconscientemente-  sobre nuestras espaldas. Por ello mismo, es tan necesario que podamos pedir ayuda y sostén en cada momento de la maternidad, como así también encontrar esa contención que precisamos; de eso dependerá el mayor y mejor desarrollo emocional que obtendrá cada uno y que será portador en la construcción de una sociedad menos violenta y desamparada.

Y aquí me remito puntualmente a la importancia que tiene transitar el embarazo, parto, puerperio y lactancia acompañados por seres que se encuentren disponibles afectivamente y capacitados para protegernos y contenernos de la vorágine exterior. Sabemos que es un momento donde aflora una gran susceptibilidad y sensibilidad, las emociones se encuentran a flor de piel,  nos encontramos con las sombras que hasta hoy se escondían “debajo de la alfombra” y reclaman ser escuchadas. La mayoría de las veces no sabemos cómo afrontar estas sensaciones de soledad, dolor, confusión, enojo y frustración que vienen en el transcurso del embarazo. Además de todo lo nombrado nos encontramos con que frente a ésta situación de desamparo emocional estamos gestando vida y todos nuestros pensamientos y emociones se las transmitimos y quedan estampadas en éste nuevo ser en formación. Y si bien no debemos reprimir nuestras emociones ni sentir culpa, sí deberíamos dejarlas fluir para que sanen. Sería ideal poderlas encausar, nombrarlas, trabajarlas, vivenciarlas, escucharlas y liberarlas para que no vuelvan; eso para mí es Sanar: hacernos cargo de nuestras dolencias y transmutarlas, no esconderlas ni invisibilizarlas.

Pero resulta que cómo si esto no fuera poco, no contamos con herramientas ni con personas cercanas que puedan tirarnos un salvavidas y ayudarnos a salir a flote.

Actualmente el ritmo social se ha acelerado y los vínculos se han deteriorado o simplemente se han distanciado, siendo muy laxos y hasta inexistentes. Las mujeres nos encontramos frente a la maternidad lejos de muchos vínculos primarios: abuelas y madres que no están (física o emocionalmente hablando), tías en sus rollos, hermanas lejos y amigas con su propia vida a resolver. Por todo esto es que renace y toma importancia la figura de las Doulas (se pronuncia “dula” y significa “mujer que sirve”). Ella cumple el rol de venir a rescatarnos de esa profundidad emocional. Y esto no significa sacarnos de esa profundidad, que es necesaria atravesar, si no de brindarnos más oxígeno para poder seguir buceando sin perder el equilibrio que necesitamos para continuar, metafóricamente hablando.

Las Doulas vienen a ocupar, con pleno consentimiento de la mujer devenida madre, ese lugar que  ha quedado vacío, brindando acompañamiento y apoyo continuo en la gestación, parto, lactancia y puerperio (se le llama puerperio a la fusión emocional -tan frágil y sutil- que tienen la mamá y el bebé recién nacido, el transcurso del crecimiento, hasta el momento donde empiezan a diferenciarse como personas y ya no son una “interpersona mama-bebé” y que esto se cree que sucede alrededor de los dos años).

Las Doulas son mujeres, ya madres, que se formaron y capacitaron para contener los estados emocionales de esa mujer que está involucrada en la maternidad. Pueden acompañar a la mamá de forma particular o dentro de la institución si fueran parte del personal de la misma. Las Doulas no toman decisiones, solamente acompañan y asesoran a la mamá que se encuentra confundida, desorientada y desinformada o simplemente necesita compañía amorosa compartiendo un mate, una charla, información de la fisiología del cuerpo, un masaje, ejercicios, respiraciones, un baile para calmar el dolor, técnicas de amamantamiento, un pañuelo para secar las lágrimas o un paseo, por ejemplo. Trabajará duramente pero con satisfacción para que esa mujer que está asistiendo viva la mejor experiencia que sea posible y pueda empoderarse del acontecimiento. Con respecto a los costos no son altos, siendo accesibles y abiertos a la charla entre las partes.

Hoy en día se está promoviendo su introducción en los sistemas médicos hospitalarios de todo el mundo, ya que hay abundantes estudios que respaldan su presencia llegando a múltiples conclusiones de las cuales cito dos:

“El apoyo continuo  a la mujer durante el trabajo de parto y el nacimiento, reduce la duración de la labor de parto, el uso de anestesia, las cesáreas y aumenta la satisfacción de la mujer”. (Biblioteca de Salud Reproductiva de la OMS)
“Las investigaciones disponibles son abundantes y muestran que las madres tienen un gran beneficio en estar acompañadas por una persona de su elección, por doulas y parteras. El apoyo continuo aumentó la probabilidad de un parto vaginal espontáneo, no identificó efectos adversos y produjo resultados de mayor satisfacción en las mujeres. Este apoyo debería incluir presencia continua y técnicas de masaje”. (Revisión Cochrane)

Los beneficios que se destacan con la presencia de la doula son: un trabajo de parto más corto, menor necesidad de oxitocina y analgesia por la compañía y contención entre y durante las contracciones o mejor llamadas “expansiones”, bebés más saludables (mejores índices de Apgar), menor uso de fórceps y ventosas, menor número de cesáreas, disminución de costos, mayor satisfacción y empoderamiento de la mujer con respecto a la experiencia vivida.

Debe quedar claro que las Doulas no se involucran en cuestiones obstétricas, solo acompañan y trabajan a la par de las parteras y obstetras, conteniendo a la mujer, para mejorar la calidad del evento, que será sin dudas el más importante de la vida de esa mamá y ese bebé: el Nacimiento.

Por todo ello invito a todas las mujeres gestantes y maternantes a atravesar este camino de forma consciente, informadas y contenidas por un entorno amoroso, donde la doula puede formar parte y enriquecer este encuentro.

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