La república está de luto. Murió Carmen Argibay

Por el Dr. Esteban Molina

Imagínese usted amante del automovilismo, enterado que uno de sus pilotos preferidos ha fallecido. O imagínese usted fanático del futbol, anoticiándose que uno de sus jugadores amados ha dejado de existir. Ahora entenderá como se sienten hoy los amantes de la República, los defensores de la independencia de los poderes, quienes luchan por los derechos humanos y los defensores de los derechos de la mujer. Nacida el 15 de junio de 1939, Argibay – que fue presa política en la última dictadura – integraba la Corte desde el 3 de febrero de 2005 y fue la primera jueza del máximo tribunal nombrada por un Gobierno constitucional.

Tuvo una extensa y rica carrera judicial en el ámbito local e internacional. Fue nombrada por

la Asamblea General de la Naciones Unidas como jueza para el Tribunal Criminal que juzgó crímenes de guerra en la ex Yugoslavia. Era integrante de la Asociación Internacional de Derecho Penal y miembro fundadora de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, entidad que presidió entre 1998 y 2000. Además, fundó la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina.

Defensora de la independencia de poderes, manifestó al ingresar al máximo Tribunal de Justicia de nuestro país que  «No cuenten con ella para una corte adicta». Y sus palabras se tradujeron en una conducta republicana envidiable. Podré no coincidir en alguna de sus posturas, pero no puedo dejar de admirar su coraje, su incansable lucha, su conocimiento y su interminable trabajo para que la justicia llegue hasta el rincón más alejado de nuestro país. Su paso por este mundo dejó huella. Su pensamiento ha quedado plasmado en sus sentencias, y su lucha por la Republica y la independencia de poderes quedará registrada en los corazones de quienes supimos admirarla. Ahora es momento de que descanse en paz.