La Nación: Monzó y su tropa suben la guardia por otra ofensiva de los «puros»

Emilio Monzó fue separado de las grandes decisiones“Fue separado de las grandes decisiones y afronta rumores de desplazamientos de sus funcionarios”, asegura el diario La Nación, sobre el ex Intendente de Carlos Tejedor y actual Presidente de la Cámara de Diputados

A continuación el artículo completo:

Lunes 4. El presidente Mauricio Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, toman la posta mediática para persuadir a la opinión pública, conmovida por el caso Maldonado. A la misma hora, Emilio Monzó está en Madrid, participa de una reunión del Consejo Económico y Social español (por invitación de su par ibérica, Ana Pastor) y dedicándose al

«Congreso y la política internacional», según suele ironizar el presidente de la Cámara de Diputados por estos días.

Ya de regreso en Buenos Aires, y a pesar de la tregua firmada meses antes de las PASO, Monzó y el grupo de funcionarios que le responden vuelven a subir la guardia. Por la Casa Rosada y el Congreso resurgen los rumores de un avance de los «puros» de Pro, como los denominan en el monzoísmo, dispuestos otra vez a cobrarles caros sus repetidos gestos de rebeldía y que continúen sosteniendo la necesidad de «ampliar» Cambiemos y sumar a peronistas como Juan Manuel Urtubey u Omar Perotti, «para ganar en 2019».

Los rumores -que llegaron a oídos de Monzó- hablan de iniciativas (sondeos en un principio) para desplazar a Nicolás Massot, un monzoísta puro, de la presidencia del bloque Pro en la Cámara de Diputados, y reemplazarlo por Carmen Polledo, legisladora porteña del riñón Pro que hoy integra la lista de diputados nacionales que encabeza Elisa Carrió.

Fuentes de ese mismo bloque admitieron a LA NACION que existieron «conversaciones» en relación con este tema en las que participaron Polledo y otros diputados actuales. «Si lo sacan a Nicolás, me voy yo. ¿Cómo voy a seguir trabajando? ¿Quién va a hacer el trabajo que hace él?», dijo a sus íntimos Monzó cuando se enteró de la movida para correr a «Harry Potter», como le dicen algunos de sus compañeros de bancada al joven diputado, que regresó horas atrás de su luna de miel.
Con menor intensidad, en la Casa Rosada volvieron a correr las versiones sobre un eventual desplazamiento de Sebastián de Luca, número dos del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y también integrante de la mesa chica de origen peronista que rodea a Monzó.

«Estamos en el mejor momento con Marcos (Peña)», contestaron en la planta baja de la Casa Rosada, donde De Luca tiene sus oficinas. Más allá del respaldo «total» que De Luca tiene de Frigerio, en la Jefatura de Gabinete coinciden en que «Sebastián hace un muy buen trabajo», aunque reconocen que «antes de la campaña hubo que decirle que el trabajo que hacía en la provincia de Buenos Aires no lo hiciera más».

En 2015, Monzó era partidario de acordar con Sergio Massa, un dato que cerca de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal no olvidan.

En el diseño de la campaña para las PASO, Monzó y quienes lo rodean quedaron literalmente «fuera de todo», en especial de la provincia más importante del país.

Luego de un par de almuerzos con Peña, Monzó se llamó a silencio, un mutismo que rompió días atrás en una entrevista con el diario Perfil. Allí, lejos de la estrategia de comunicación oficial, insistió en algunas «herejías», como sumar a Margarita Stolbizer, a Martín Lousteau -enemistado con Macri y Peña luego de su renuncia a la embajada en Washington- y a un grupo de peronistas moderados «para terminar de matar a Cristina Kirchner» en términos electorales. Todo a contramano de la estrategia diseñada por Marcos Peña, consistente en afianzar Cambiemos y no sumar más de lo necesario en esta etapa.

«Siempre hay que sumar, porque ahora no los necesitás y ganás igual, pero tal vez en un tiempo, sí. Cristina no necesitaba a Cobos, pero lo sumó», afirmó otro de los monzoístas puros, un grupo que integran la diputada nacional Silvia Lospenatto y el diputado bonaerense Marcelo Daletto.

Los monzoístas confían en que el vínculo con el Presidente evite los desplazamientos, que son comentario de pasillo en el Congreso y Balcarce 50.

«Nosotros confiamos en la relación de Macri con Emilio, sabemos que las segundas líneas están desesperadas por sacarnos del camino, pero el Presidente no es tonto y valora su trabajo», expresaron con tono desafiante, en estricto off, desde uno de los búnkeres del presidente de la Cámara baja.

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