Infobae: “Los días de Emilio Monzó lejos de la mesa de decisiones: dieta proteica, último año en Diputados y el sueño vigente de la embajada”

Macri dejó al presidente de la Cámara de Diputados fuera de la mesa política del Gobierno (NA)

El sitio de noticias Infobae publica un artículo que tiene como principal eje al ex Intendente de Carlos Tejedor

“El presidente de la Cámara intentará que el año electoral no paralice el recinto. Su futuro es incierto, aunque quiere ser diplomático, preferentemente en España”, se lee

A continuación el artículo completo:

De noviembre de 2018 a marzo de este año, Emilio Monzó bajó más de seis kilos con una estricta dieta proteica. Aunque él lo niegue, probablemente el estrés de las internas de Cambiemos, que lo tienen como protagonista por su enfrentamiento con Marcos Peña y Durán Barba -los responsables de que quedara fuera de la mesa de decisiones- también colaboró con la pérdida de peso. Pero ante su

círculo íntimo, el presidente de la Cámara de Diputados se muestra tranquilo y alejado de la política nacional: «Hoy soy un parlamentario, nada más», resume ante las insistentes preguntas sobre cómo ve la coyuntura.
Macri, Peña, Lavagna, Tinelli, Lousteau, Córdoba, Neuquén, el dólar, la inflación y todos los otros personajes, cuestiones y distritos que hoy acaparan la atención mediática no son parte de su día a día. Lo único que tiene claro Monzó es que quiere irse a trabajar a una embajada, preferentemente a la de España. Si bien las primeras versiones indicaron que se iría a mitad de año, ahora, debido a las nuevas «tormentas» que acechan al oficialismo, ya tiene decidido quedarse hasta el 10 de diciembre, cuando se realice el recambio de la Cámara.
A pesar de todo, sus colaboradores más cercanos aún le insisten en que intente hacer política desde la disidencia o que vuelva al llano o, los más entusiastas, al peronismo. Pero su respuesta es implacable: «No me quiero ir, pero a veces te invitan a una pausa y te toca estar abajo».
Claro está que para lograr el sueño de la embajada Macri tiene que ser reelecto. Si esto no sucede, ¿qué será del futuro del presidente de la Cámara baja? Cuando la plantean este escenario, que viene inmediatamente con la pregunta acerca de si lo sondearon desde el peronismo no kirchnerista, hoy Alternativa Federal de Massa, Pichetto y los gobernadores, Monzó se ríe cómplice, pero sin dar precisiones: «Yo me llevo bien con todos».
Ni siquiera quiere hablar del viaje a Asia con Macri, donde, según testigos presenciales de la gira, el vínculo con el Presidente fue casi nulo y fracasaron las intenciones de recomponer relaciones. Hasta le machacaron a Monzó ser el culpable de haber llevado a Martín Lousteau, que provocó un terremoto con sus declaraciones sobre que el PRO debería abrirse a una interna presidencial con el radicalismo. Pero el diputado no se siente responsable: «Yo invité a todos los presidentes de bloque y el único que vino fue Lousteau», se justificó durante una reunión de asesores a la vuelta del viaje.
Él sabe que cualquier definición pública suya sobre el presente del Gobierno, la estrategia electoral, la manera de relacionarse con la Unión Cívica Radical y el peronismo dialoguista será vista con tono vengativo por Marcos Peña, el hombre de mayor confianza de Macri. Por eso, fiel a su estilo unificador, el ex intendente de Carlos Tejedor elige el silencio y se refugia en su gestión al frente de la Cámara, de la cual se siente orgulloso.
Su último gran logro es la restauración y finalización del bajo recinto, un espacio que no se había terminado en más de 100 años, cuando se inauguró el Palacio Legislativo. Ahora, este lugar de más de 500 metros cuadrados será utilizado para reuniones de diputados durante las sesiones. Pero también hubo restauración de muros, vitrales, despachos, accesos y oficinas, así como renovación de baños, ascensores y torres de enfriamiento, algo que no se hacía desde 1983. Todo esto, destaca Monzó, gracias a la capacidad de ahorro que lograron con los recortes -los viáticos, unos de los más importantes- realizados desde que asumieron.
Con este panorama, el objetivo del presidente de la Cámara es retirarse con un año legislativo que no esté muy afectado por las elecciones, tarea difícil si se tiene en cuenta que, más allá de las nacionales, hay 16 provincias que desdoblaron sus comicios, por lo que habrá que ir a las urnas casi todos los domingos del año.
El primer paso fue consensuar con los jefes de bloques ir «mes a mes» con la agenda. Las primeras tres sesiones ya están pautadas: 27 de marzo, donde el tema preponderante será la ley de barras bravas, 10 de abril, cuando Marcos Peña dará su primer informe del año, y el 24 de abril, en la cual se podría dar sanción definitiva al financiamiento político, que ya tendrá media sanción del Senado.
En esta fecha también es probable que sea protagonista la extinción de dominio, con un debate que promete ser conflictivo porque habrá que discutir el DNU del Gobierno (si se aprueba o rechaza) y la media sanción del Senado. El problema es que ambos textos son opuestos y Cambiemos quiere apoyar el DNU, mientras que el peronismo el de la Cámara alta, que fue impulsado por Pichetto.
El pronóstico del oficialismo es que en Diputados seguro se rechace el DNU, pero esto no lo deja sin efecto porque también lo debe rechazar el Senado. Además, si en la misma sesión luego se le da sanción definitiva al de senadores, no se aplicaría porque el Ejecutivo lo tiene que promulgar.
Para evitar todo este entramado confuso, hay una parte de Cambiemos que considera que lo mejor sería llegar a un acuerdo con la oposición entre los dos textos -DNU y el del Senado- y sacar una sola ley. La encrucijada más fuerte la enfrenta el peronismo no kirchnerista (Frente Renovador y Argentina Federal), que no quiere quedar como «defensores de la corrupción» pero a su vez tampoco los seduce darle un guiño a la Casa Rosada en plena campaña electoral.
Otros dos temas que seguro estarán en agenda son la Ley de Alquileres y el Régimen Penal Juvenil, que ingresa por Senado, pero que requerirá un debate amplio, con expertos y varios oradores. En cambio, la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo está casi descartada.
Estas son las discusiones que hoy están sobre la mesa del despacho de Emilio Monzó. Muy a su pesar, este año electoral lo tiene alejado de estrategias y decisiones políticas. Aunque no la considere propia, su única «victoria» con respecto al armado de listas es la continuidad de Silvia Lospennato, quien renovará su banca. Sus otros dos aliados, Nicolás Massot y Mario Negri, también se irán.
Respecto a quien eligieron como su sucesor, el ministro de seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, no emite opinión, aunque es una decisión que le cuesta criticar por su relación con el funcionario, también de corte peronista. No estuvo de acuerdo, admiten en su entorno, con la manera y los tiempos para anunciarlo.Pero eso, como el resto de las cuestiones político electorales, no le fue consultado y hoy son temas que le exceden.
Aunque sin rencores, Monzó sabe que el tiempo decidirá si marginarlo fue la mejor decisión para encarar un año electoral tan trascendente, sobre todo con el antecedente de 2015. Su cabeza está ahora en lograr un último objetivo: la embajada de España para 2020.

 

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