“Seguramente allá estarán… Estarán riéndose, estarán con algún chiste”, expresó German Salazar, hijo de Carlos Salazar, cuyo nombre lleva desde hoy el Salón de Usos Múltiples de la Escuela 25 de Mayo.
Cuando dijo “allá estarán” se refería a su padre y a Pedro Meana, dos de los promotores incansables de la obra que se inauguró. Fue Meana quien tuvo la idea de ponerle el nombre de Salazar al SUM.
German resaltó que uno de los sueños de su padre era ver la obra terminada, y pidió
“como lo haría él” que “cuiden la escuela”, y destacó que llegó a dar clase en el nuevo edificio.
“Lo desvelaba que la escuela no tuviera su propio edificio”, resaltó el médico. También destacó que en aquel entonces se hablaba de gimnasio y no de “sum”.
Además realizó un repaso por la trayectoria del inolvidable “Carlitos”, detallando que las distintas generaciones lo recordaban por las diferentes labores que había realizado: maestro normal, profesor, director. Recordó que fue maestro en La Trocha y Santa Inés donde enseño a leer y escribir.
Fue un acto emotivo, de esos que dejan a las claras que no todo da la mismo. Ojos llenos de lágrimas, y esa emoción que solo pueden causar las personas que dejaron y siguen dejando huellas.
Como los grandes maestros Carlos Salazar, “Caniche”, sigue enseñando aunque no estén presente físicamente, su enseñanza hoy fue más clara que nunca: apostar a la educación y soñar con grandes obras.
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