El FPV tiene miedo

Por Florencia Urdangarín

La militancia forzada y paga hace que todos los jóvenes seamos menos preciados.

El pasado sábado 1 de Agosto tuvo lugar el “debate” de Juventudes que representan a los partidos políticos del distrito. Asistieron la JR y la JP. Ustedes pudieron verlo? Yo si, pero lo digo con vergüenza, ya que fui televidente de un discurso armado y pautado. La JP se apegó de forma muy doctrinaria al relato oficial y, en vez de mencionar proyectos de JUVENTUD, nos paseó a todos por los planes nacionales y provinciales del ejecutivo de turno.

En un momento Guido Battista, uno de los oradores juveniles, dijo: “Nosotros venimos a defender el modelo del FPV”. Temo que no ha logrado interpretar con claridad las consignas que de forma escrita los organizadores acercaron a las diferentes Juventudes. Pues en esos papelitos quedaba claro que habría que debatir SOLO sobre temáticas pertinentes a la JUVENTUD y sus proyectos, pensamientos, actividades, etc.

Ya en el debate de Juventudes de hace

dos años pasó exactamente lo mismo, de mano de Mateo Hernandez aquella vez, quien durante el debate leyó con poco ímpetu un papel en el que tenía anotados los proyectos de ejecución nacional, que NADA tenían que ver con iniciativas juveniles. Al salir del debate, Mateo Hernandez hace dos años, se refirió a quien les habla (y otros) hablando pestes de sus “referentes políticos”. Dijo cosas como “Battista es un careta”, “Yo estoy en el FPV porque no encontré lugar en otro espacio, no me invitaron a otro”. La historia se repite hoy, y con gran pena confirmo la tristeza que me ocasiona saberlo, más aún cuando integrantes de la JP comentan con impunidad que reciben subsidios a cambio de su participación militante.

Si acaso querían “defender el modelo del FPV”, debería haberlo hecho en el debate de Pre Candidatos a intendente la señora María Celia Gianini. Pero no, la señora no asistió, de nuevo.

Acaso le temen a los debates? Será que no tienen respuestas?. Pareciera que el FPV tiene miedo, aunque no nos queda muy claro de qué.

La social democracia se ve rasgada y pisoteada por estas actitudes tanto de los militantes, los referentes y las autoridades municipales, que con soberbia y desprecio prefieren no tener en cuenta los reproches y necesidades de nuestra sociedad.

En otro momento hubiera dicho que esto me da impotencia, pero eso ya no va a suceder, porque impotente es el que siente que no puede hacer nada. Yo puedo.