Allanamiento por prostitución en Cuenca: “La muchacha no podía salir, debía pagarse la comida. Estaba prácticamente encerrada”

“Trascendió que la pareja detenida había hecho viajar en el mes de agosto pasado, vaya a saber con qué promesa, a la joven desde Paraguay hasta Retiro y de allí la trajeron hasta Tres Algarrobos (estación Cuenca) donde la “invitaron” a ejercer la prostitución. La muchacha vivía en el mismo lugar en el que ejercía esa actividad. No podía salir, debía pagarse la comida y si necesitaba comprar algo, lo debía adquirir en el mismo negocio de sus explotadores. “La mujer está documentada pero cuando hablaba con nosotros se notaba que no tenía idea de dónde estaba, absolutamente ajena a la realidad de esa geografía a tanta distancia de su tierra” contaban algunos de los que intervinieron en el allanamiento”, publica el Diario La Opinión de Trenque Lauquen sobre el allanamiento por prostitución que se realizó en Tres Algarrobos.

El diario explicita: “La víctima es una joven paraguaya, mayor de edad, a la que una pareja hizo viajar hasta esa localidad del distrito de Carlos Tejedor para explotarla sexualmente. Estaba

prácticamente encerrada”.

Tras que el Jefe interino de la Policía Comunal remarcara enfáticamente que no se trataba de “trata de personas”, comenzó a surgir más información sobre el tema. Claro, que una cosa es la caratula (en este caso “Facilitación y promoción a la prostitución de personas mayores de edad”), y otro lo que sucedía, y se puede pedir el cambio de caratula.

Sobre el allanamiento La Opinión detalla: ““Pegado al comercio, separado por papeles del tipo “madera”, encontraron una habitación con una cama, todo desordenado y con pocas normas de higiene respetadas: preservativos, geles y otros elementos eran testimonio concluyente de lo que allí sucedía.

También trascendió que a las autoridades judiciales habrían retado a los responsables de la policia en Cuenca. Les parece demasiado extraño que la policía de Cuenca no haya actuado, aunque sea de oficio. Habitantes de Tres Algarrobos aseguran que había varios comentarios en la localidad. Hay quienes afirman haber visto a mujeres desconocidas y llamativas, y que la policía podría, al menos debería haberlas identificadas.

El Comisario de la localidad afirmó en conferencia de prensa: “La verdad que nunca desde que yo estuve este  año y seis meses en Tres Algarrobos nunca se ha sospechado o ha habido algo fuera de lo normal en dicho comercio”

A continuación el artículo completo de La Opinión:

El sábado a la madrugada efectivo de la DDI y el GAD Trenque Lauquen y agente de Fiscalía General allanaron un local comercial –un pequeño almacén- y la vivienda que está en la parte de atrás. El operativo fue dirigido por la doctora Norma Dadario, instructora judicial de la UFI 1 a cargo del fiscal Omar Flores. Todo en el marco de una causa caratulada “Promoción y facilitación de la prostitución”.

Hay dos detenidos: Marcelo Alvez, argentino, y su concubina, de nacionalidad paraguaya identificada como Tomasa Villalba López. El hombre está alojado en la Comisaría de Trenque Lauquen y la mujer en la de Carlos Tejedor.

La investigación
Seguir las pistas que señalaban que en esa localidad de unos 3.000 habitantes podía haber explotación sexual de mujeres, llevó más de un año.
Finalmente los elementos reunidos fueron suficientes como para que la Justicia de Garantías ordenase el allanamiento. Se trata de un salón comercial que era la fachada para la verdadera actividad; proxenetismo pueblerino.
Pegado al comercio, separado por papeles del tipo “madera”, encontraron un a habitación con una cama, todo desordenado y con pocas normas de higiene respetadas: preservativos, geles y otros elementos eran testimonio concluyente de lo que allí sucedía.
Trascendió que la pareja detenida había hecho viajar en el mes de agosto pasado, vaya a saber con qué promesa, a la joven desde Paraguay hasta Retiro y de allí la trajeron hasta Tres Algarrobos (estación Cuenca) donde la “invitaron” a ejercer la prostitución.
La muchacha vivía en el mismo lugar en el que ejercía esa actividad. No podía salir, debía pagarse la comida y si necesitaba comprar algo, lo debía adquirir en el mismo negocio de sus explotadores.
“La mujer está documentada pero cuando hablaba con nosotros se notaba que no tenía idea de dónde estaba, absolutamente ajena a la realidad de esa geografía a tanta distancia de su tierra” contaban algunos de los que intervinieron en el allanamiento.

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